lunes, 21 de abril de 2008

Al revés


Las cicatrices son de otro tejido
Es cierto, puedo tocarlo y pre-sentir
Cómo purga esta carne adormecida
Porque nadie se atreve a palparme
Tengo muchas cicatrices
En el anverso de las manos
En la lengua
En la memoria
Más huellas que pisadas
Me sobran manos para adormecerte, mi cuerpo
Eres hoja y viento en esta entelequia
De lucecitas mortecinas
Al revés del dibujo que hicieron ellos
Tampoco me devuelven absolución
¿Quién está detrás?
Metal, agua, edificios,
helicópteros como insectos que entorpecen el sol
suenan mal
infiernos que emergen con las copas semivacías
piedras limpias de lamidos
bordes imperfectos
Rebautízame en la línea de sangre
Hacia mis antepasados trasladados aquí
En un beso enmohecido de ternura en consumo
Rebautízame en tu mar de Galilea
Sólo pongo el oído en tu pecho
Incombustible.
Foto: Francisco Cannobio

3 comentarios:

Sonita dijo...

uf....
wow!
no tengo palabras, ademas, sobrarian...

Tristancio dijo...

He leído varias veces estos versos (en días distintos)... y regreso porque es como si los leyera en los cantos de alguna escala de tu Puerto... no sé si subiendo o bajando, da igual. Y me parecen bellos y dolidos... como el Puerto, como las escaleras;
tristes, como un café frío...

Abrazo

franco dijo...

Mudez y precipicio, raras jaulas, ventarrón y comida, lenta succión, crucifixión del hielo, no sé.